Los Años de Fierro fue un proyecto que me tomó casi cinco años y conseguir los recursos para avanzar nunca fue fácil. La beca que recibí por parte de Fondation Alter-Ciné, no sólo fue un apoyo económico importante que me permitió terminar la película, sino que fue un apoyo moral, siempre comprensivo y entusiasta. La fundación me dio absoluta libertad para encontrar la película que yo quería hacer y un feedback muy importante durante el proceso de edición.

En algún momento cuando el proceso se complicó, recuerdo que un miembro de la fundación me mandó un e-mail diciendo: “Don’t be discouraged. A film is almost always a tough nut to crack! The good thing is that, when we arrive at the end, we forget all the problems we faced.» Tenía razón. Estoy agradecido con la fundación por ayudarme a llegar hasta el final.